Reflexiones de domingo de lavar la ropa y fumar mientras se espera

Que increíble es la complejidad de la vida.

Ese es el pensamiento que vino a mi mente ante el asombro de ver caer una hoja y pensar en lo increíble que es que existan los seres pluricelulares…. Pero no sólo me refiero a que existan, sino a que se relacionen. A que las plantas (dicen algunos) se comuniquen o a que mi gata haya aprendido a “hablar” y esté ahora pidiéndome su comida, o a que las millones de células que soy me hagan precisamente eso, ser lo que soy ahora, en este instante en el que estoy pensando todo esto y en el que soy lo que no fui cuando niña, o cuando adolescente o cuando embarazada esperaba un hijo y luego otro… más seres complejos creados desde la complejidad de mí misma.

Me refiero a lo asombroso que es saber que provenimos de dos células que se unen y se convierten en 4, 8, 16, hasta el infinito… de lo enternecedor que es ver a un niñx y lo dulce que es saber que todos fuimos así algún día. De lo triste y lamentable que es perder la inocencia, pero también de lo mágico que es saber jugar a cualquier edad y crear conexiones neuronales nuevas a través del gozo.

Me refiero al enorme disfrute que produce la música y lo catártico que es cantar a todo pulmón y bailar, ¡ahhh! Y bailar.

Me refiero también a lo terrible que es estar consciente del mundo. A haber evolucionado ¿? (espero) a ser seres que toman consciencia de su existir en este fragmento de tiempo, en este momento histórico, en este mundo cambiante. A la tremenda responsabilidad que eso implica… a lo difícil y doloroso que es vivir despierto, saber que hay fuerzas y polos opuestos, luchas internas y externas que librar y que no basta con dar una batalla y creer que se ha ganado, sino que hasta el más pequeño avance debe ser defendido constantemente para no regresar, ni un ápice, a la humanidad deshumanizada que hemos sido y seguimos siendo.

Me refiero también a lo enigmático que es revivir un recuerdo, simple, pequeño, que podría nombrarse insignificante si no fuera porque, sin saber bien a bien por qué, quedó grabado lleno de significado. A la obsesión de sentir una mano en la espalda pese a que ya no está ahí… ya no está ahí… ya no está ahí.

Me refiero a lo tranquilizador que es ver correr el agua, y beber el agua, y sentirla correr dentro de unx. A lo esclarecedor que es que aparezca en todos mis sueños…

La complejidad de las relaciones de la vida, de lo vivo, de lo que está despierto, es el entramado constante que teje las infinitas posibilidades que lo mueven todo.

P.D. Pensé que la música que acompañara esta entrada debería ser algo mucho más profundo, que tocara las fibras más profundas del alma, pero en realidad lo que se escuchaba mientras fumaba ese cigarro y esperaba para poder tender mi ropa, era esto…