Días dolor

Hay días.

De verdad hay días como éste,

nebulosos,

apabullantes,

ensordecedores.

Días cíclicos que te atrapan en la profundidad de ti misma. Ahí donde eres y vas siendo desde el inicio de los tiempos.

Y entonces recuerdas todo, todo lo vivido en esta y otras vidas. Y escuchas todo, absolutamente todo. Lo que ocurre en tus adentros; la manera en que se articulan tus pensamientos; la arquitectura en la que se van conformando tus sentimientos; las múltiples voces por las que hablas en vida y en sueños y todas te hablan o susurran o gritan al mismo tiempo. Y también escuchas lo de afuera, con tanta intensidad que cada fonema, cada sonido retumba y duele.

Duele respirar porque el aliento motiva y perpetua el movimiento interior.

Duele existir.

Duelen estos días.

Silenllicios libroparlantes

Me gusta el silencio de mi casa después de recorrer el bullicio de mi ciudad.

Me gusta mi ciudad y sus esquinas.

Me gusta mi gato en esa esquina, y mi perro.

Tengo una casa llena de libros que guardan polvo y cientos de miles de palabras.

Me gustan las palabras y su poder,

y mi poder presentir lo que viene.

Me gusta el sabor amargo de las cosas y el contraste que hace con otros sabores.

Me gustan los contrastes y los equilibrios,

y las contradicciones complementarias.

Soy una mujer de silencio y de bullicios.

Soy una mujer de esta ciudad y de ciertas esquinas.

Soy una mujer de gatos y de perros, de libros, de palabras, de magia y de poder.

Mujer amarga de contrastes y contradicciones.

Mujer redonda de equilibrios complementarios.

Me gusta lo que soy.

Tafecper-mi

Declaro que soy perfecta e imperfecta a la vez aunque pueda parecer contradictorio. Soy perfecta porque estoy hecha a imagen y semejanza de la divinidad que desde siempre habita en mí y en la que habito desde el inicio de los tiempos. Soy imperfecta porque soy solamente la suma de todas mis intensiones, pequeñas y confusas a veces, pero siempre encaminadas hacia la claridad, la luz y el bien.


Soy un caminar de pasos cortitos, en ocasiones cautelosos por desconocer el camino o el rumbo y otras acelerados, impulsivos por el deseo de querer avanzar y llegar quien sabe a dónde, pero llegar. Y luego reflexiono y me doy cuenta que estoy llegando siempre y al mismo tiempo, sé, no he de terminar de llegar nunca.  Vivir es un ejercicio constante, una suma de intentos que hay que aprender a amar.

Susurros de baja intensidad

¿Qué se hace con la tristeza? ¿Cómo se logra comprender esta nebulosa de densidad expansiva que va flotando dentro como nube de tormenta que se prepara para lloverse?

Intento escucharla porque parece como si quisiera decirme algo, pero susurra a una intensidad tan baja que las ondas de su voz golpetean retumbándome detrás de los oídos, en la nuca, las costillas, como cuando el mar llega a un huequito entre piedras y hace ¡gluc, gluc!

Hay este algo anidando en mí ahora. No se dónde lo he pescado, ni cómo se las ha arreglado para entrar tan dentro. Le dejo estar, pero no anidarse. No es mía, esta tristeza no es mía. Que me atraviese y se vaya.

Mirarse dentro

Hay días dolor. Días de sentir y sentir y sentir y sentir… De sentirlo todo,  todo y a todos. Días en que tocar una mano o hasta percibir el aliento de otro ser, duele. Días de abrazar y ser capaz de percibir el sentir del otro, otra, otre, sus temores, su esperanza, su tristeza, su vibrar; de percibir incluso lo que ocurre a miles de kilómetros de distancia. Días de sentirte en cada átomo y no entender de dónde el dolor, de dónde el llanto, de preguntarse lo que no habías querido preguntarte y dolerse y lamerse las heridas y respirar y soltar en llanto.

Son los días propicios para abrirse el pecho así, a mano limpia, tomar ese amasijo de todo lo que llevas dentro y buscar y rebuscar. Hacer limpieza… ¡Ahh, mira! por aquí esta ese recuerdo amargo que cala duro, durísimo y que aún te hace retorcerte al tocarlo. Lo agarras con mucha dificultad porque está enraizado profundo, profundo en la maraña de cosas que a su alrededor te han crecido en el alma; lo tomas y por fin, en medio de un dolor agudo, indescriptible, lo agarras con firmeza y lo jalas fuerte hasta arrancarlo. Todo te da vueltas y quedas ensordecida. Ha quemado la mano con la que lo arrancaste y es cierto, aún ahí, fuera de ti, quema al mirarlo, pero sabes que irá muriendo lentamente al no  poder seguir alimentándose de ti. Es verdad, no hay garantía de que no haya quedado un pedazo por algún rincón recóndito, pero al menos te has quitado una gran parte.

Respira. Deja drenar la herida, que sangre y supure y se limpie y sane. Deja salir todo lo atorado, lo estancado, lo que ya no sirve y luego ciérralo para proteger lo intocado, lo sagrado, lo que ha de quedar.

Vuelves a asomarte dentro y más allá brilla, con luz cálida y limpia ese recuerdo de la infancia, y resuena la risa vibrante de esos momentos inocentes de alegría ingenua. Brillan los amores grandes y pequeños, la suavidad de todas las caricias compartidas, caricias nacidas en el momento exacto de la sincronía, caricias de ir y venir, de ida y vuelta, que se mecieron en el vaivén de la ternura como en una danza mágica y detuvieron el tiempo para filtrarse hacia dentro y marcarte para siempre. Brillan las miradas que has guardado como recordatorio del maravilloso milagro de la conexión espiritual.

Mírate, aquí estás, después de tanto y antes de lo que falta. Aquí estás, tú, la misma pero siempre nueva, después de todas las búsquedas, los encuentros, las ilusiones, la euforia, las desesperanzas; después de todo el amor y la alegría inmensa que jamás imaginaste, después de la lucha y el dolor y los muertos y los reproches y el rencor, y el odio. Aquí sigues, entera, con tus remiendos, pero entera. Aquí estás irradiando luz a pesar de tanta oscuridad. Aquí están tus ojos aún dispuestos a mirar lo superficial y lo profundo; aquí están tus manos aún prestas para la caricia y la ternura. Aquí tu corazón.

Whisper of a dream

Y volver a pronunciar, en un susurro al despertar, las diez letras de tu nombre, que pueden ser nueve si extraigo su origen… u ocho, si en su lugar te nombro con el apodo cariñoso y secreto que tengo para ti… o cinco, si recuerdo quién eres y de donde vienes… o tres, que es el apócope origen con el cual te nombras tú.

Perceptible

Lamento que a veces te duela tanto el mundo, que los ecos que decodificas se te adhieran a los huesos y a la piel; que sea tanto lo que se te intenta colar entre los poros que decidas cerrar puertas y encerrarte, a solas, buscando en los rincones propios o ajenos, conocidos o no, un espacio suspendido que sirva de resguardo y refugio.

Lamento tu mirada solitaria y profunda de tus días grises y tu boca trémula, tu piel adolorida y el estremecimiento. El sin sentido.

Pero más lamento que no haya puente capaz de llevarme a ti cuando te has ido a esconder ahí.

Hay días y días

Hay días silencio. Días de guardar y resguardarse; de negarse a todos y de darse a sí; días de recogerse y abrazarse. Días de caminar con sigilo; de intentar volverte invisible y casi conseguirlo, tratando de no perturbar ni al aire al rededor tuyo, mio; de respirar quedito, escuchando cómo entra y sale la vida. Días de sentir cómo va deteniéndose, poco a poco todo, absolutamente todo, primero algo dentro de ti, luego al rededor tuyo. Todo se detiene, la casa que habitas y que llamas cuerpo, cada célula y su metabolismo, los lugares que transitas y todo lo que tocas, incluso sólo con la mirada. Lo mismo se detiene la sangre que corre por las venas de todos los mamíferos que la savia de todos los insectos, las bacterias y los árboles, arbustos y yerbas. Se detienen las vibraciones de las moléculas del agua, de las piedras, los cristales, y de todo lo mal nombrado «inanimado». Se detienen las máquinas, las placas y el mismísimo magma por debajo de la Tierra. Y también los planetas y sus lunas y los asteroides, los astros y la luz que emana de toda las estrellas se detiene… y las galaxias… y así, de pronto, sentir que se ha detenido el universo entero. SILENCIO TOTAL Y ABSOLUTO. Y sientes como si un gran precipicio se abriera frente a ti, pero es sólo por un micro-macro-nano-mega-giga segundo, para luego recomenzar el movimiento que todo lo mueve y todo lo hace palpitar, pero ahora en sentido contrario. Como un armatoste gigantesco, colosal, desmesurado que ha venido deteniéndose por largo tiempo hasta este punto de reinicio.

 

¿Se puede escuchar una luz?

Primer Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan en Territorio Zapatista, Caracol Morelia, Chiapas, México.

Encuentro realizado los días 8, 9 y 10 de marzo de 2018

La luz es esa energía que al propagarse

ilumina las cosas y las hace visibles.

Carta a Arizbé, Amairani, Paulina, Ale, Marisol, Mati, Ixchel:

Niñas queridas, ustedes son las mujercitas en formación de dos familias de hombres y mujeres que luchan y, por ahora, no han podido ir con nosotras, su madre y tías a este viaje a territorio zapatista, pero yo he querido escribirles esta carta pública para contarles, a ustedes y a todas quienes no pudieron estar en el Encuentro Internacional Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan, acerca de la luz que se encendió y ardió en esos días y que esperamos poder mantener encendida.

Les cuento que, desde el corazón tierno, generoso y aguerrido de las mujeres zapatistas recibimos la invitación a asistir a uno de sus territorios, al Caracol Morelia. Nos invitaron a su casa, nos proporcionaron espacio y oportunidad para que más de 7 mil mujeres pudiéramos escucharnos y encontrar la fuerza para organizarnos más y mejor para seguir luchando contra un sistema que nos desprecia, nos discrimina, nos utiliza y nos violenta como mujeres.

Les debo confesar que es muy difícil, creo que no sólo para mí, sino para todas las que estuvimos presentes, encontrar las palabras para describir la luz que significaba cada cartel de bienvenida, cada palabra que se compartía, la alegría que sentimos al estar ahí para compartir solamente entre mujeres (Los hombres no tenían permitida la entrada al Caracol) y compartirles también el ánimo de compromiso con el que volvimos.

En este encuentro de tres días nos reunimos más de 7 mil mujeres de diferentes edades y culturas, mujeres que hablamos diferentes lenguas, mujeres de más de 30 países; mujeres zapatistas, mujeres de pueblos originarios, lesbianas, mujeres con alguna discapacidad, mujeres artistas, maestras, sanadoras, periodistas, deportistas, activistas, niñas, jóvenes, adultas y abuelas de edad, todas mujeres que luchamos, cada una a su modo contra el sistema capitalista patriarcal que por ahora gobierna el mundo y que lo único que hace es sembrar muerte, oscuridad y destrucción mientras que lo que nosotras queremos es sembrar vida, iluminar y construir. Porque es sabido que donde el capitalismo y el patriarcado destruyen, nosotras las mujeres tejemos, sembramos y reconstruimos.

¿Se lo pueden imaginar? Miles de úteras y corazonas brillando y latiendo juntas en una mezcla de gozo por tener un espacio solo para nosotras cuando el mundo parece negarnos, todos los días, un lugar digno para nuestra existencia. Compartimos alegría, pero también rabia e indignación al escuchar los dolores profundos que nos atraviesan a todas sin importar la geografía que habitamos… Y también hubo sororidad, apoyo mutuo y la promesa de que vamos a seguir luchando por todas las mujeres del mundo que viven violencia, por las que nos han violado, por las que nos han secuestrado, encarcelado, asesinado, por ustedes, para que seamos capaces de poner todo nuestro esfuerzo para ir construyendo otro mundo, uno que sea cada día un poco mejor, más digno y donde ya no existan ideas tontas que privilegian a los hombres por sobre las mujeres.

Las compañeras zapatistas comenzaron su palabra colectiva, en voz de la insurgenta Erika, mandando un abrazo a la familia de una compañera que falleció el pasado 14 de febrero, Eloísa Vega Castro quien murió en un accidente mientras acompañaba el recorrido de la vocera Marichuy del CIG (Concejo Indígena de Gobierno del CNI). Eloísa fue una mujer que luchó y hoy nos hace falta como muchas otras y por eso no la olvidamos.

También nos compartieron sus historias, las de las abuelas antes del alzamiento del EZLN, las de sus madres y hermanas mayores que lucharon y luchan y las de las más jóvenes que van creciendo en la resistencia. Escuchamos las difíciles condiciones en que vivieron, sus dolores de cuando los finqueros las explotaban y abusaban de ellas, de cómo para ellas no había descanso ni en la finca ni en la casa porque el marido era como un pequeño patroncito, de cómo veían morir a niños, niñas y ancianxs de enfermedades curables, de calentura, porque no había atención médica. Y también nos contaron de su rabia por todo el desprecio, la humillación, las burlas, las violencias, los golpes, las muertes, por ser mujer, por ser indígena, por ser pobre y por ser zapatistas. Y todas las que estábamos escuchando nos veíamos en ese espejo que son las compañeras y nos identificamos porque como mujeres entendemos ese dolor, porque esa humillación y esas burlas y violencias también la conocemos nosotras. Y entonces lloramos juntas, pero luego nos dimos abrazos y ánimos porque gritamos muchas consignas, que “No estamos solas”, que “Va a caer, va a caer, el patriarcado va a caer” y luego nos escuchamos y participamos en las más de 100 actividades que había programadas por día y que eran impartidas por las mismas asistentes al encuentro: Ponencias, talleres, pláticas, poesía, performance, exposiciones, partidos de futbol o voleybol, y al final del día bailamos y nos alegramos de nuevo al ritmo de las compañeras músicas, en especial de las compas zapatistas del grupo “Rebeldía y Resistencia” del Caracol de Oventik.

En esos días se abordaron los muy variados temas que nos atraviesan e importan como mujeres que somos. Desde los temas de violencia de género, la salud y los cuidados, cómo le hacemos para construir una educación anticapitalista y antipatriarcal para nuestrxs hijxs, hasta los temas de nuestra sexualidad, parto y menstruación consciente, el tema de los feminismos interraciales, la diversidad y las disidencias sexuales o las deidades femeninas y las mujeres desdibujadas en la historia, y tantos, tantísimos otros temas que no alcanzamos a escuchar.

Al finalizar el encuentro, acordamos no rendirnos, no vendernos, no claudicar… luchar, resistir, vivir.

Las luces del Caracol se apagaron y las 2 mil compañeras zapatistas bases de apoyo que asistieron al Encuentro encendieron una vela, una pequeña luz mientras nos decían:

ESA PEQUEÑA LUZ ES PARA TI.

LLÉVALA, HERMANA Y COMPAÑERA.

CUANDO TE SIENTAS SOLA.

CUANDO TENGAS MIEDO.

CUANDO SIENTAS QUE ES MUY DURA LA LUCHA, O SEA LA VIDA,

PRÉNDELA DE NUEVO EN TU CORAZÓN, EN TU PENSAMIENTO, EN TUS TRIPAS.

Y NO LA QUEDES, COMPAÑERA Y HERMANA.

LLÉVALA A LAS DESAPARECIDAS.

LLÉVALA A LAS ASESINADAS.

LLÉVALA A LAS PRESAS.

LLÉVALA A LAS VIOLADAS.

LLÉVALA A LAS GOLPEADAS.

LLÉVALA A LAS ACOSADAS.

LLÉVALA A LAS VIOLENTADAS DE TODAS LAS FORMAS.

LLÉVALA A LAS MIGRANTES.

LLÉVALA A LAS EXPLOTADAS.

LLÉVALA A LAS MUERTAS.

LLÉVALA Y DILE A TODAS Y CADA UNA DE ELLAS QUE NO ESTÁ SOLA, QUE VAS A LUCHAR POR ELLA.

QUE VAS A LUCHAR POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA QUE MERECE SU DOLOR.

QUE VAS A LUCHAR PORQUE EL DOLOR QUE CARGA NO SE VUELVA A REPETIR EN OTRA MUJER EN CUALQUIER MUNDO.

LLÉVALA Y CONVIÉRTELA EN RABIA, EN CORAJE, EN DECISIÓN.

LLÉVALA Y JÚNTALA CON OTRAS LUCES.

LLÉVALA Y, TAL VEZ, LUEGO LLEGUE EN TU PENSAMIENTO QUE NO HABRÁ NI VERDAD, NI JUSTICIA, NI LIBERTAD EN EL SISTEMA CAPITALISTA PATRIARCAL.

ENTONCES TAL VEZ NOS VAMOS A VOLVER A VER PARA PRENDERLE FUEGO AL SISTEMA.

Y TAL VEZ VAS A ESTAR JUNTO A NOSOTRAS CUIDANDO QUE NADIE APAGUE ESE FUEGO HASTA QUE NO QUEDEN MÁS QUE CENIZAS.

Y ENTONCES, HERMANA Y COMPAÑERA, ESE DÍA QUE SERÁ NOCHE, TAL VEZ PODREMOS DECIR CONTIGO:

BUENO, PUES AHORA SÍ VAMOS A EMPEZAR A CONSTRUIR EL MUNDO QUE MERECEMOS Y NECESITAMOS”.

Y ENTONCES SÍ, TAL VEZ, ENTENDEREMOS QUE EMPIEZA LA VERDADERA CHINGA Y QUE AHORITA COMO QUIEN DICE QUE ESTAMOS PRACTICANDO, ENTRENANDO PUES, PARA YA ESTAR SABEDORAS DE LO MÁS IMPORTANTE QUE SE NECESITA.

Y ESO QUE SE NECESITA ES QUE NUNCA MÁS NINGUNA MUJER, DEL MUNDO QUE SEA, DEL COLOR QUE SEA, DEL TAMAÑO QUE SEA, DE LA EDAD QUE SEA, DE LA LENGUA QUE SEA, DE LA CULTURA QUE SEA, TENGA MIEDO.

PORQUE ACÁ SABEMOS BIEN QUE CUANDO SE DICE “¡YA BASTA!” ES QUE APENAS EMPIEZA EL CAMINO Y QUE SIEMPRE FALTA LO QUE FALTA.

Todas sabemos que la luz es algo que se puede mirar y hasta sentir, pero ¿se le puede escuchar?

¡NUNCA MÁS UN MUNDO SIN NOSOTRAS!

Ingrávida cual nube

Que extraña sensación tener el alma colgando de un hilo como un globo que sueña con escapar volando hacia la nada, con destino incierto, solo dejándose llevar por la gentileza del viento.

¡Ahhh! solo flotar disfrutando con los ojos cerrados ese cielo de soleado tímido, sólo esa dulce calidez del alma escapando.