¡LA MITAD DE LA POBLACIÓN DEL MUNDO SEGUIMOS GRITANDO PORQUE AÚN NO EXISTE UN LUGAR SEGURO PARA NACER MUJER EN ESTE PLANETA!

25 de noviembre de 2017. Día Mundial de Lucha por la Erradicación de las Violencias hacia las mujeres.

Existen culturas y geografías en este planeta donde nacer mujer significa peligro de muerte desde el mismo momento del nacimiento o incluso antes. En India, Paquistán y China llevan siglos sacrificando a las recién nacidas. El infanticidio se lleva a cabo en el interior de la familia, en nombre de la tradición, de las creencias y de la pobreza. Son las mujeres quienes deben ejecutar la tradición, son ellas quienes deben matar a sus hijas en los primeros días de nacidas, envenenándolas con un preparado de hojas de tabaco o simplemente dejándolas de alimentar o abandonándolas lejos de las aldeas. No son pocas las madres que refieren cargar con el dolor de esa pérdida para toda la vida. En Asia faltan 100 millones de mujeres desaparecidas, sacrificadas y las que viven, lo hacen a sabiendas de que son seres humanos de segunda, inútiles, una carga, seres sin valor para su sociedad y así van también perpetuando una sociedad desigual y dolorosamente injusta.

Existen culturas y geografías donde, para ser reconocida y aceptada, una mujer debe ser mutilada a muy temprana edad. La mutilación genital femenina es una tradición practicada en varios países de África, Asia y Europa. La ceremonia se realiza en medio de un festejo de toda la comunidad, donde los hombres jóvenes danzan y los ancianos que bendicen a las niñas, esperan sentados dentro de un círculo a que se les sirva la comida preparada para la festividad. Las niñas, deberán haberse preparado unos días antes, descansando, comiendo y bebiendo bien para soportar la mutilación de sus genitales. Las encargadas de contener a la infante son sus hermanas mayores y su madre, quienes la sujetarán mientras la matrona o partera se encarga de cortar, con una navaja o un pedazo de cristal, una parte de los genitales o todo, dependiendo de lo que se acostumbre en esa aldea. La extirpación puede ser del clítoris, los labios menores, la carnosidad dentro de los labios mayores, varias partes de las mencionadas o todo y, en algunos casos extremos, se coserá o cerrará con espinas la abertura de la vagina hasta reducirla al mínimo. Los dolores y los riesgos a los que se enfrentan estas niñas son tremendos, dolor intenso, hemorragias graves, tétanos, infecciones, problemas urinarios, llagas en los genitales y a largo plazo, quistes, infecciones recurrentes en la vejiga y en la orina, esterilidad, complicaciones del parto y aumento del riesgo de muerte del recién nacido. La niña no tiene opción, ya que de no hacerse la ablación, cuando sea adulta no podrá ser elegida para casarse, ni tener hijos, quedará destinada a estar sola y una mujer sola no sobrevive en su sociedad.

Existen culturas y geografías donde las niñas canjeadas por sus padres por una vaca o donde son dadas en matrimonio desde muy temprana edad. Una creencia dicta que es mejor que una mujer empiece a menstruar en la casa de su esposo que en la casa de su padre, así que muchas niñas son entregadas a su esposo antes de los 9 años. Otras pequeñas pueden ser entregadas desde los 5 años como compensación para resolver disputas tribales. La tradición dicta que éste casamiento debe terminar con el problema entre las dos familias, pero en la mayoría de los casos las niñas se vuelven rehenes de la familia afectada y blanco de malos tratos y abusos. Se les llama swara y en los países en donde existen, muchas de ellas han desarrollado stress sicológico al grado de perder la visión o tener convulsiones. Se estima que alrededor de 51 millones de menores están casadas en el mundo.

Existen culturas en las que las mujeres son atacadas rociándoles ácido en el rostro a manera de escarmiento por negarse al cortejo del hombre, por rechazar insinuaciones sexuales o propuestas de matrimonio que no desean. Aproximadamente 1500 mujeres son atacadas con ácido cada año. Algunas mueren a causa de la gravedad de las lesiones, otras se suicidan. Existen geografías en donde las mujeres son apedreadas hasta morir por la simple acusación de adulterio que ni siquiera tiene que ser comprobada.

En mi geografía, nacer con cuerpo de mujer significa nacer inferior. No lo dice así la ley, pero sí la sociedad de diversas maneras. La violencia estructural hacia las mujeres atraviesa todas las clases sociales, pero se intensifica mientras más abajo de esta sociedad vertical, elitista y desigual te haya tocado nacer. Nacer en México con cuerpo de mujer puede significar discriminación, falta de oportunidades para estudiar, trabajar, tener un salario digno o simplemente salir a la calle o tener la libertad de decidir lo que queremos y lo que no queremos. Nacer en este país también significa enfrentar todos los días la violencia verbal, sexual y física de varones conocidos y desconocidos, repito todos los días; significa caminar con miedo en la calle sabiendo que somos un país donde el secuestro para la trata de mujeres es una realidad innegable, o vivir con miedo porque muchas veces el peligro no sólo está en la calle sino dentro de nuestra propia casa o en nuestro entorno cercano de amigos y conocidos.

En mi país se asesina una niña, adolescente o mujer adulta cada 4 horas. Vivo en un país feminicida. Ciudad Juárez y el Estado de México se han convertido en espacios de terror para vivir con un cuerpo de mujer. En los últimos 10 años han sido localizados los cadáveres o restos de 22 mil 482 mujeres que fueron mutiladas, asfixiadas, ahogadas, ahorcadas, degolladas, quemadas, apuñaladas o baleadas. El año pasado la cifra de mujeres asesinadas llegó a 2 Mil 735 mujeres y la cifra de este año, 2017, no está clara, pero parece ir alrededor de los mil 824 casos.

En mi Estado este año fueron asesinadas Daniela del Rosario Nuñez Rosado, María Poot Dzib, Emma Gabriela Molina Canto, Carmelina C, Lourdes Marisol Sánchez Cuevas, Jessica Esmeralda Cano Baas, Merly Guadalupe Cauich Tamayo.

En todas las geografías de este mundo habemos mujeres que hemos sido violentadas de manera verbal, física, económica o psicológica, por nuestras propias parejas o por familiares varones. En todas las geografías del mundo corremos el riesgo de ser secuestradas, vendidas, prostituidas a la fuerza o agredidas, violadas y asesinadas, por viajar solas, por caminar de la escuela a la casa, del trabajo a la casa, por ir al cine, por decir lo que pensamos, o por el simple hecho de existir.

PREGUNTÉMONOS ¿QUÉ VAMOS A HACER COMO SOCIEDAD PARA CAMBIAR ESTO? ¿QUEREMOS SEGUIR PERPETUANDO LA VIOLENCIA PARA LAS NIÑAS QUE VIENEN LLEGANDO Y PARA LAS QUE FALTAN POR LLEGAR? ¿QUÉ TENEMOS QUE HACER O DEJAR DE HACER? ¿CÓMO PODEMOS CONSTRUIR UN MUNDO MEJOR, UN PAÍS MEJOR UNA MEJOR SOCIEDAD?

¡POR UNA VIDA LIBRE, DIGNA Y SIN VIOLENCIA PARA TODAS LAS MUJERES DEL MUNDO! ¡YA BASTA!

La que voy siendo.

Nueva una vez más… me descubro.

Es increíble ver pasar la vida, verla quedarse en una, en la piel, en las vivencias memorables, esas que endulzan la vida y el alma, pero también las que la lastiman y que ya sean unas u otras, van dejando su huella imborrable. Maravilloso también es percatarse cómo esas vivencias van transformando los pensares y sentires, cómo van moldeando una y otra vez esa persona que me habita y que voy siendo. Nueva a cada instante que pasa, pero al mismo tiempo la misma. Reconocer las cosas que se conservan y que permanecen a través del tiempo, las cosas que se acumulan, como los minerales que van quedándose en algún resquicio al correr el agua. Esa maravillosa revelación de saber que sigo siendo la que tuvo 12, 16, 23, 27, 35, 39… y al final de cuentas, todas juntas hacen esta yo que soy hoy, la de este momento. Todas esas más las nuevas mujeres que van naciendo en mí.

Voy aprendiendo cada vez más acerca de mí misma, de mi ser y estar en este tiempo y espacio. Con profundo respeto voy reconociéndome y aceptándome tal como he sido desde siempre y como voy siendo, pero queriendo siempre ser un poquito mejor. Re-aprendo a aceptarme y a aceptar mi naturaleza y decido buscar el valor para poder ser quien soy sin pena ni culpas.

Si hace unos años quise encontrar mi ser espiritual y lo logré; y luego me propuse ser semilla que diera el 100% y ahí voy tratando de cumplirlo; y después decidí que quería renacer en mi dignidad humana, hoy quiero equilibrar y encontrar balances, ese es mi propósito. Decido desaprenderme en el amor, dejar ir los apegos mal sanos y las dependencias emocionales. Quiero re-aprender a ver la vida con los otrxs y mis maneras de relacionarme con ellxs desde el más profundo respeto a su libertad y desde el más grande respeto a mi dignidad. Quiero estar en paz, vivir intensamente y ser feliz.

Hoy hago el recuento y balance del camino andado, de logros, de daños, de aprendizaje. La ecuación aún no se nivela, sin embargo respiro y confío en que hay más tiempo que vida para conseguirlo, no hay por qué desesperarse.

Constructores incansables, luchadores de sueños intactos

Una mujer popoluca que habla quedito pero con palabra clara, de cabello larguísimo y que sueña y lucha, desde hace años, para que su pueblo florezca.

Un hombre nahua, recio, contundente, firme hasta no más, que ha entregado más de 20 años a la lucha por la reconstitución integral de los pueblos originarios; de palabra durísima cuando hace falta, pero de un discurso que buscar siempre hermanar antes que dividir.

Un rarámuri al que no le gusta nada tener que salir de su pueblo y sin embargo lo hace, porque no se rinde, no se vende como otros y sabe que toca luchar, aprender, compartir.

Un purépecha, que habla despacio, que va hilando ideas de la manera en que sólo los abuelos de su pueblo han podido enseñarle. Habla desde su corazón rebelde y sabio y casi nunca hay quien pueda rebatirle.

Un maestro jubilado que tras entregar su vida en las aulas decidió que no era suficiente, que aún faltaba mucho para dejar cabal el mundo en el que han de crecer los niños y niñas que poco a poco se van convirtiendo en jóvenes y luego en adultos que tienen que sufrir este país que se cae a pedazos  y entonces hace falta que, en lugar de vivir tranquilos, se dediquen a continuar la lucha por lograr una vida digna para todos y todas, para los que ya estamos y para los que vienen.

Una mujer nahua, médica tradicional, de mirada afable, de sonrisa amplia, que escucha mucho más de lo que habla. Una mujer dispuesta a hacer todo lo posible por denunciar al sistema capitalista que está poniendo en peligro, no sólo a las comunidades indígenas, sino a toda la humanidad; una mujer que invita a reconstruir y sanar, (no sola, nunca sola porque de por sí es colectivo el ser que somos) todo lo que está mal, todos los saqueos, despojos, asesinatos, desapariciones,  represiones y persecusiones de lxs luchadorxs sociales.

¿Qué hace falta para que el mundo cambie?

Mujeres y hombres dispuestos, verdaderamente dispuestos y entregados en cuerpo y alma a luchar para que esto sea posible.

27 Confesiones agridulces

  1. Encuentro placer en mirarme hacia adentro. Introspección creo que le llaman.
  2. Disfruto la soledad. De niña decía que de grande sería ermitaña. No recuerdo cómo conocí esa palabra, pero pensaba con frecuencia que un día me iría a vivir sola al monte.
  3. Cuando era niña tenía algunas certezas afianzadas quién sabe en qué. Yo estaba segura, por ejemplo, de que mi nombre no correspondía a quien yo soy. Yo sabía que no me llamaba como me llamaban. En cambio me «sonaba bien» llamarme: Renata, René o Ángel. Poco a poco, con los años y el golpeteo constante que resonaba dentro de mí cuando me nombraban, me fui sintiendo cómoda con ser llamada Gabriela.
  4. También de niña sentía poder acallar o hacer «hablar» a los animales. Podía hacer callar a un perro que ladraba o cantar a un ave posada cerca mío. Juro que, no sé cómo, cada vez que lo pensaba y deseaba en mi mente, ocurría.
  5. Siempre sentí que tenía una mente poderosa, conectada, bendecida. Por otro lado, tenía un cuerpo débil y era muy enfermiza. Tras muchos años de pensar decididamente que soy fuerte, me convertí en  una persona muy saludable que casi nunca enferma de nada.
  6. De niña cantaba frente al ventilador para que mi voz se escuchara más grave. Yo juraba que al hacerlo cantaba igualito que Amanda Miguel… Por supuesto, lo que cantaba era su éxito «Él me mintió» 
  7. Al ir creciendo y entrando a la pubertad, sentía que estaba a punto de perder algo para siempre y mi cabeza me repetía con frecuencia «no quiero olvidarlo»… con el tiempo olvidé lo que no quería olvidar.
  8. Cuando me empezaron a crecer los pechos me sentía muy orgullosa y feliz, pero cuando descubrí que al correr rebotaban y me causaban incomodidad o que no podía acostarme boca abajo como antes, desee operarme para quitármelos.
  9. Me enamoré por primera vez en primero de secundaria, tenía 11 años. No recuerdo su nombre, sólo su apodo, «Rabit». Nunca cruzamos palabra alguna, sólo una vez me le acerqué para darle un «boli» que compré para que se pusiera en la cara después de verlo pelear en el parque de enfrente de la escuela. Era el chico banda del grupo F y yo la niña aplicada del grupo B… Sin embargo, yo solía pensar en él cuando leía la «Canción desesperada» de Neruda.
  10. El primer libro verdaderamente grande que leí fue «Las mil y una noches». Tenía 12 años y me gustaba leerlo porque algunas de las descripciones de Sherezada me parecían apasionantes y eróticas. Fue la primera vez que sentí deseo.
  11. Fui mamá adolescente. Me embaracé a los 15 años y a los 16 me estrené como mamá. Sufrí y me sentí muy angustiada al saber de mi embarazo, pero cuando sostuve por primera vez en mis brazos ese cuerpecito suave y blandengue que olía a cielo conocí, por primera vez, la grandeza del amor en toda su dimensión. La vida me regaló esa sensación dos veces más.
  12. Parir es una experiencia mágica, alucinante. Soy una gran paridora, tuve tres partos naturales y el último lo viví sin dolor gracias a un libro que leí sobre la experiencia de mujeres de otras culturas que paren sin sentir dolor alguno.
  13. Me embelesa, desde siempre, mirar-sentir la naturaleza. Una hoja, la hierba, la luz del sol que se cuela entre las ramas de los árboles y dibuja destellos danzarines en el suelo, sentir la arena, la lluvia, escuchar el viento, las olas del mar, un pájaro. Me encanta abrazar árboles. Amo el mar.
  14. Creo que el mar es el gran útero de la vida. Al nadar en él siento que estoy nuevamente en el vientre de mi madre.
  15. Una vez me metí al mar de noche y con la ropa puesta. Fue una sensación escalofriante y maravillosa estar sumergida en el agua en medio de la oscuridad. Recuerdo que el agua estaba tibia esa noche.
  16. Odio la idea de ser enterrada en un ataúd y dejada en un cementerio. Cuando muera quiero ser incinerada y que mis cenizas sean esparcidas en un jardín o en el mar.
  17. La muerte de mi padre cuando yo tenía 14 años ha sido el dolor más grande y largo que he vivido. Aún me duele, pero puedo sentir como si no se hubiera ido nunca. Recuerdo perfectamente su olor, su sonrisa, como bailaba y el timbre de su voz.
  18. Fui violada repetidas veces por mi primera pareja sexual quien se convirtió en mi primer esposo. Él era 6 años mayor que yo. Nunca solía preguntar si yo estaba de acuerdo y yo terminaba cediendo sin poner resistencia. Cuando comencé a decir no, primero con escusas, gestos y luego con gritos, tampoco le importó.
  19. Durante un tiempo de depresión, pensé en el suicidio. Había elegido una manera de hacerlo que no resultara horrible para quien me encontrara.
  20. Me gustan mis olores, todos (aunque a otras personas no, jeje), el de mi sudor, mi cabello, mi sexo. Por esa razón no me gusta usar perfumes, no me gusta cambiar o disfrazar mis olores por otros.
  21. Siempre he amado tener el pelo largo. Me gustaría poder tenerlo hasta las rodillas, pero nunca me ha crecido más allá de media espalda o casi hasta la cintura. Una vez quise tener rastas. Nunca me las hice.
  22. Me gusta mucho poder jugar con la propia imagen y las posibilidades de transformarse para expresar un poco lo que unx es. Me perforé la ceja a los 26 y me hice mi primer tatuaje a los 33. Tengo una lista de los tatuajes que quiero hacerme. A la fecha sólo he podido hacerme tres.
  23. Soy bisexual. Para mí el mundo está lleno de personas maravillosas, hombres y mujeres. Soy perfectamente capaz de enamorarme de cualquier alma sin importar el cuerpo que habita y soy perfectamente capaz de disfrutar de cualquier cuerpo que albergue un alma maravillosa.
  24. Me gusta escribir, poemas o lo que sea que esté en mi mente. Nunca he pensado que lo hago muy bien, pero una vez alguien se enamoró de mí por el hecho de saber que escribía. Se convirtió en el más grande amor de pareja que he tenido en mi vida.
  25. He sentido el corazón verdaderamente roto 4 veces. En todas fue la misma persona quien lo rompió. Sin embargo aprendí que nadie puede hacerme sufrir sin mi consentimiento, así que he sido yo misma quien más me he hecho sufrir, porque a pesar de que se siente como si fuera la otra persona quien te hace ese daño, en realidad es unx mismx, con sus ideas y construcciones del amor quien se causa ese dolor… Sigo trabajando en mí misma para sanar eso.
  26. He descubierto que unx se puede enamorar a pesar de ya estar enamorado.
  27. Mi enamoramiento más largo comenzó cuando yo tenía 22 años y dura hasta hoy. Ha sido una experiencia maravillosa y terrible ver esa atracción arrasadora transformarse en el amor más profundo, en el dolor más profundo, en la amistad más fuerte y duradera. Sólo recomendaría la experiencia bajo la leyenda «Involúcrese y apueste el corazón bajo su propio riesgo»

 

EL MACHISMO NOS ESTÁ MATANDO.

 

Es en verdad terrible seguir viéndolo pasar.

Hoy, Enrique C. asesinó en un lugar público de mi ciudad a Esmeralda B. quien había sido su pareja. Lo que el asesino dice al ser detenido es que la sociedad «Lo va a entender» cuando sepamos sus problemas… Y no dudo que él crea en serio que «se entenderá» por qué la mató. Si lo dice con tanta certeza es porque él mismo se formó en esta sociedad patriarcal que justifica el machismo.

YO LO ÚNICO QUE ENTIENDO ES QUE ES UN HIJO DEL PATRIARCADO Y QUE PARA QUE LOS ASESINATOS DE MUJERES PAREN, DEBEMOS DESTRUIR EL SISTEMA QUE LOS FORMA.

¿Qué hace falta para que se entienda que el machismo MATA… ASESINA MUJERES?

¿Qué hace falta para que TODOS, TODAS entendamos que el machismo feminicida comienza con las cosas pequeñas y cotidianas? con los tratos cotidianos en las familias, con las canciones, con las pláticas entre adolescentes, con las miradas lascivas, con el acoso callejero, con la violencia verbal, económica, sexual, con toda la violencia simbólica permitida en nuestra sociedad.

Ningún feminicida amaneció un día así, se formó durante toda su vida, ese hombre fue un niño varón expuesto a esta sociedad machista, fue un adolescente varón expuesto a esta sociedad machista y así aprendió a relacionarse y a mirar a las mujeres. Muy posiblemente ejerció otros tipos de violencia contra las mujeres a su alrededor, porque eso es lo que el machismo les enseña, a despreciarnos, a menos valorarnos como seres humanos, hasta hacerle creer que la vida de su expareja le pertenecía.

Si vamos a luchar contra esto, debemos ver que las violencias «pequeñas», las que se encuentran debajo del iceberg, son las que sostienen las más terribles. Si vamos a luchar contra este monstruo, debemos cambiar esta sociedad que le permite a los varones sentir supremacía y vivir privilegios sólo por el hecho de haber nacido varones.

 

Estamos en el sexto mes del año y este es el sexto feminicidio ocurrido en Yucatán durante el 2017.

#YABASTA
#NosEstanMatando
#YucatánFeminicida

Junio de lloviznas y sentimientos multidiversos

Triste. Apenas lo necesario para honrar ese dolor, siempre presente, por haber perdido tu presencia física a mi lado, sin embargo, siento un gozo enorme por saberme tu hija, por saber quién soy, por saber que vives en mí, que aún estás y permaneces en tantas cosas, que me buscas y acompañas, que aún me hablas en sueños y me cantas canciones.

Triste también por las pérdidas inevitables que trae el vivir, las pequeñas y las grandes. Por los dolores que me han provocado y por los que yo pueda causar. Por las renuncias necesarias. Triste, pero al mismo tiempo agradecida, por todo lo que la vida me ha enseñado y por los caminos que me ha puesto delante y he tenido que recorrer. Todos han sido difíciles, pero en todos ha habido bendiciones.

Contenta, por el enorme privilegio que es vivir,  por sentirme viva, por, a pesar de todo, tener los sueños intactos. Por el momento que toca vivir, por los encuentros y los desencuentros. Por los múltiples corazones que tocan el mío, por el amor multidiverso y variopinto que me nace, me alimenta y me rodea, por aprender nuevas cosas de él todos los días, de su grandeza y poder.

Agradecida por la maravillosa plática caminera de ayer, por las risas, los abrazos, la empatía y el apoyo de ese corazón generoso que me regala su amistad y cariño. Gracias por los mil brindis y el baile. Gracias.

Molesta por el mundo como está. Por tanta y tanta injusticia y por tanta indiferencia también. Por el nivel de humanidad deshumanizada que aún somos. Cansada, a veces, por tanto esfuerzo y lucha contracorriente, pero esperanzada siempre de que vamos a lograrlo, vamos a deshacer lo mal construido y pondremos cabal el mundo. Será.

Triste, molesta, cansada, esperanzada, gozosa, agradecida, contenta.

https://www.youtube.com/watch?v=w67-hlaUSIs://

Reflexiones de domingo de lavar la ropa y fumar mientras se espera

Que increíble es la complejidad de la vida.

Ese es el pensamiento que vino a mi mente ante el asombro de ver caer una hoja y pensar en lo increíble que es que existan los seres pluricelulares…. Pero no sólo me refiero a que existan, sino a que se relacionen. A que las plantas (dicen algunos) se comuniquen o a que mi gata haya aprendido a “hablar” y esté ahora pidiéndome su comida, o a que las millones de células que soy me hagan precisamente eso, ser lo que soy ahora, en este instante en el que estoy pensando todo esto y en el que soy lo que no fui cuando niña, o cuando adolescente o cuando embarazada esperaba un hijo y luego otro… más seres complejos creados desde la complejidad de mí misma.

Me refiero a lo asombroso que es saber que provenimos de dos células que se unen y se convierten en 4, 8, 16, hasta el infinito… de lo enternecedor que es ver a un niñx y lo dulce que es saber que todos fuimos así algún día. De lo triste y lamentable que es perder la inocencia, pero también de lo mágico que es saber jugar a cualquier edad y crear conexiones neuronales nuevas a través del gozo.

Me refiero al enorme disfrute que produce la música y lo catártico que es cantar a todo pulmón y bailar, ¡ahhh! Y bailar.

Me refiero también a lo terrible que es estar consciente del mundo. A haber evolucionado ¿? (espero) a ser seres que toman consciencia de su existir en este fragmento de tiempo, en este momento histórico, en este mundo cambiante. A la tremenda responsabilidad que eso implica… a lo difícil y doloroso que es vivir despierto, saber que hay fuerzas y polos opuestos, luchas internas y externas que librar y que no basta con dar una batalla y creer que se ha ganado, sino que hasta el más pequeño avance debe ser defendido constantemente para no regresar, ni un ápice, a la humanidad deshumanizada que hemos sido y seguimos siendo.

Me refiero también a lo enigmático que es revivir un recuerdo, simple, pequeño, que podría nombrarse insignificante si no fuera porque, sin saber bien a bien por qué, quedó grabado lleno de significado. A la obsesión de sentir una mano en la espalda pese a que ya no está ahí… ya no está ahí… ya no está ahí.

Me refiero a lo tranquilizador que es ver correr el agua, y beber el agua, y sentirla correr dentro de unx. A lo esclarecedor que es que aparezca en todos mis sueños…

La complejidad de las relaciones de la vida, de lo vivo, de lo que está despierto, es el entramado constante que teje las infinitas posibilidades que lo mueven todo.

P.D. Pensé que la música que acompañara esta entrada debería ser algo mucho más profundo, que tocara las fibras más profundas del alma, pero en realidad lo que se escuchaba mientras fumaba ese cigarro y esperaba para poder tender mi ropa, era esto…

 

Empoderada no, despierta y libre, sí

La palabra poder no me gusta, quizá porque desde mis clases de historia aprendí a asociarla con los grandes y poderoso imperios que dominaban extensos territorios a través de conquistas sangrientas. Poder me suena a imposición, despojo, dominación, supremacía, arrebato, control.

Por eso, hoy que me preguntaron si me sentía una mujer empoderada sentí la enorme necesidad en las entrañas de decir que no (y eso que aún no me daba una vuelta por las páginas que arroja la búsqueda por google de «mujer empoderada»… No se los recomiendo, por favor, no lo hagan). Y dije que no, que no me gusta ese adjetivo adherido a la palabra mujer, primero porque el concepto de mujer tiene un significado mucho muy grande y segundo, porque creo que es así como quiere el sistema que nos audodefinamos;

Han ido por aquí y por allá tratando de vendernos la idea del empoderamiento para decirnos que sí, que hay un caminito trazado para que nosotras, como mujeres que nacimos en éste sistema opresor (ésto no lo dirán así ni de chiste) transitemos hacia el empoderamiento personal, hacia la autorealización de lo que, desde ahí, desde la mirada aprobatoria del sistema que nos mantiene sometidas, se considera que es a lo que debemos aspirar.

Hay que saber, es imperante tener siempre presente que el sistema nos pone trampas a cada paso que damos.

Amar la vida… honrar la vida

El momento del despertar, la toma de conciencia después del sueño… El letargo.
Este habitar de nuevo el cuerpo, acomodarse en él, reconocerlo y aceptarlo. Un bostezo, pedazo de vida en forma gaseosa que esperaba por mí.

Reencontrar los pedazos, reunir las partes, acomodar el alma, ajustar y equilibrar.

Saberse valioso, exigir respeto a esa valía. Nada por encima de lo cierto, nada por debajo de lo hablado. Nada escondido, todo al desnudo.

Nunca más una mirada a medias, ni una frase a medias, ninguna palabra rebuscada, ni medio secreto.

Ser tratado con gentileza y dignidad debe ser el deseo más básico. Tratar a los demás con gentileza y dignidad también debe ser el deseo más elemental. Porque uno sólo es el universo y porque todo está interconectado; porque todo lo que sale de ti regresa a ti.

Es el momento de despertar.

2013-01-23-22-03-20

Sempiterno

Hay vocablos que provienen del origen. Vocablos tan antiguos, que resonaron en el inicio de todo. Aquel instante primero, la descarga primigenia de energía vital que se repite y se repite, como un eco interminable en todos los inicios.
Aquel instante tuvo un color, un olor, una forma y un sonido determinado.
Quedó grabado para siempre en el primer llanto del niño que nace, en el primer sonido de cada vida que inicia. Está grabado en el susurro del viento, en el gorgotear de la lluvia al caer o del río a su paso, en el rompimiento de las olas. Está en todos los gemidos y en el último suspiro con el que se transita de una vida a la otra. Todo suena igual que aquel primer instante, todo repite su nombre.

Todo pasa y todo queda… Todo lo que se va, regresa. El tiempo vuelve.
En esa confianza, espera.