¡LA MITAD DE LA POBLACIÓN DEL MUNDO SEGUIMOS GRITANDO PORQUE AÚN NO EXISTE UN LUGAR SEGURO PARA NACER MUJER EN ESTE PLANETA!

25 de noviembre de 2017. Día Mundial de Lucha por la Erradicación de las Violencias hacia las mujeres.

Existen culturas y geografías en este planeta donde nacer mujer significa peligro de muerte desde el mismo momento del nacimiento o incluso antes. En India, Paquistán y China llevan siglos sacrificando a las recién nacidas. El infanticidio se lleva a cabo en el interior de la familia, en nombre de la tradición, de las creencias y de la pobreza. Son las mujeres quienes deben ejecutar la tradición, son ellas quienes deben matar a sus hijas en los primeros días de nacidas, envenenándolas con un preparado de hojas de tabaco o simplemente dejándolas de alimentar o abandonándolas lejos de las aldeas. No son pocas las madres que refieren cargar con el dolor de esa pérdida para toda la vida. En Asia faltan 100 millones de mujeres desaparecidas, sacrificadas y las que viven, lo hacen a sabiendas de que son seres humanos de segunda, inútiles, una carga, seres sin valor para su sociedad y así van también perpetuando una sociedad desigual y dolorosamente injusta.

Existen culturas y geografías donde, para ser reconocida y aceptada, una mujer debe ser mutilada a muy temprana edad. La mutilación genital femenina es una tradición practicada en varios países de África, Asia y Europa. La ceremonia se realiza en medio de un festejo de toda la comunidad, donde los hombres jóvenes danzan y los ancianos que bendicen a las niñas, esperan sentados dentro de un círculo a que se les sirva la comida preparada para la festividad. Las niñas, deberán haberse preparado unos días antes, descansando, comiendo y bebiendo bien para soportar la mutilación de sus genitales. Las encargadas de contener a la infante son sus hermanas mayores y su madre, quienes la sujetarán mientras la matrona o partera se encarga de cortar, con una navaja o un pedazo de cristal, una parte de los genitales o todo, dependiendo de lo que se acostumbre en esa aldea. La extirpación puede ser del clítoris, los labios menores, la carnosidad dentro de los labios mayores, varias partes de las mencionadas o todo y, en algunos casos extremos, se coserá o cerrará con espinas la abertura de la vagina hasta reducirla al mínimo. Los dolores y los riesgos a los que se enfrentan estas niñas son tremendos, dolor intenso, hemorragias graves, tétanos, infecciones, problemas urinarios, llagas en los genitales y a largo plazo, quistes, infecciones recurrentes en la vejiga y en la orina, esterilidad, complicaciones del parto y aumento del riesgo de muerte del recién nacido. La niña no tiene opción, ya que de no hacerse la ablación, cuando sea adulta no podrá ser elegida para casarse, ni tener hijos, quedará destinada a estar sola y una mujer sola no sobrevive en su sociedad.

Existen culturas y geografías donde las niñas canjeadas por sus padres por una vaca o donde son dadas en matrimonio desde muy temprana edad. Una creencia dicta que es mejor que una mujer empiece a menstruar en la casa de su esposo que en la casa de su padre, así que muchas niñas son entregadas a su esposo antes de los 9 años. Otras pequeñas pueden ser entregadas desde los 5 años como compensación para resolver disputas tribales. La tradición dicta que éste casamiento debe terminar con el problema entre las dos familias, pero en la mayoría de los casos las niñas se vuelven rehenes de la familia afectada y blanco de malos tratos y abusos. Se les llama swara y en los países en donde existen, muchas de ellas han desarrollado stress sicológico al grado de perder la visión o tener convulsiones. Se estima que alrededor de 51 millones de menores están casadas en el mundo.

Existen culturas en las que las mujeres son atacadas rociándoles ácido en el rostro a manera de escarmiento por negarse al cortejo del hombre, por rechazar insinuaciones sexuales o propuestas de matrimonio que no desean. Aproximadamente 1500 mujeres son atacadas con ácido cada año. Algunas mueren a causa de la gravedad de las lesiones, otras se suicidan. Existen geografías en donde las mujeres son apedreadas hasta morir por la simple acusación de adulterio que ni siquiera tiene que ser comprobada.

En mi geografía, nacer con cuerpo de mujer significa nacer inferior. No lo dice así la ley, pero sí la sociedad de diversas maneras. La violencia estructural hacia las mujeres atraviesa todas las clases sociales, pero se intensifica mientras más abajo de esta sociedad vertical, elitista y desigual te haya tocado nacer. Nacer en México con cuerpo de mujer puede significar discriminación, falta de oportunidades para estudiar, trabajar, tener un salario digno o simplemente salir a la calle o tener la libertad de decidir lo que queremos y lo que no queremos. Nacer en este país también significa enfrentar todos los días la violencia verbal, sexual y física de varones conocidos y desconocidos, repito todos los días; significa caminar con miedo en la calle sabiendo que somos un país donde el secuestro para la trata de mujeres es una realidad innegable, o vivir con miedo porque muchas veces el peligro no sólo está en la calle sino dentro de nuestra propia casa o en nuestro entorno cercano de amigos y conocidos.

En mi país se asesina una niña, adolescente o mujer adulta cada 4 horas. Vivo en un país feminicida. Ciudad Juárez y el Estado de México se han convertido en espacios de terror para vivir con un cuerpo de mujer. En los últimos 10 años han sido localizados los cadáveres o restos de 22 mil 482 mujeres que fueron mutiladas, asfixiadas, ahogadas, ahorcadas, degolladas, quemadas, apuñaladas o baleadas. El año pasado la cifra de mujeres asesinadas llegó a 2 Mil 735 mujeres y la cifra de este año, 2017, no está clara, pero parece ir alrededor de los mil 824 casos.

En mi Estado este año fueron asesinadas Daniela del Rosario Nuñez Rosado, María Poot Dzib, Emma Gabriela Molina Canto, Carmelina C, Lourdes Marisol Sánchez Cuevas, Jessica Esmeralda Cano Baas, Merly Guadalupe Cauich Tamayo.

En todas las geografías de este mundo habemos mujeres que hemos sido violentadas de manera verbal, física, económica o psicológica, por nuestras propias parejas o por familiares varones. En todas las geografías del mundo corremos el riesgo de ser secuestradas, vendidas, prostituidas a la fuerza o agredidas, violadas y asesinadas, por viajar solas, por caminar de la escuela a la casa, del trabajo a la casa, por ir al cine, por decir lo que pensamos, o por el simple hecho de existir.

PREGUNTÉMONOS ¿QUÉ VAMOS A HACER COMO SOCIEDAD PARA CAMBIAR ESTO? ¿QUEREMOS SEGUIR PERPETUANDO LA VIOLENCIA PARA LAS NIÑAS QUE VIENEN LLEGANDO Y PARA LAS QUE FALTAN POR LLEGAR? ¿QUÉ TENEMOS QUE HACER O DEJAR DE HACER? ¿CÓMO PODEMOS CONSTRUIR UN MUNDO MEJOR, UN PAÍS MEJOR UNA MEJOR SOCIEDAD?

¡POR UNA VIDA LIBRE, DIGNA Y SIN VIOLENCIA PARA TODAS LAS MUJERES DEL MUNDO! ¡YA BASTA!

La que voy siendo.

Nueva una vez más… me descubro.

Es increíble ver pasar la vida, verla quedarse en una, en la piel, en las vivencias memorables, esas que endulzan la vida y el alma, pero también las que la lastiman y que ya sean unas u otras, van dejando su huella imborrable. Maravilloso también es percatarse cómo esas vivencias van transformando los pensares y sentires, cómo van moldeando una y otra vez esa persona que me habita y que voy siendo. Nueva a cada instante que pasa, pero al mismo tiempo la misma. Reconocer las cosas que se conservan y que permanecen a través del tiempo, las cosas que se acumulan, como los minerales que van quedándose en algún resquicio al correr el agua. Esa maravillosa revelación de saber que sigo siendo la que tuvo 12, 16, 23, 27, 35, 39… y al final de cuentas, todas juntas hacen esta yo que soy hoy, la de este momento. Todas esas más las nuevas mujeres que van naciendo en mí.

Voy aprendiendo cada vez más acerca de mí misma, de mi ser y estar en este tiempo y espacio. Con profundo respeto voy reconociéndome y aceptándome tal como he sido desde siempre y como voy siendo, pero queriendo siempre ser un poquito mejor. Re-aprendo a aceptarme y a aceptar mi naturaleza y decido buscar el valor para poder ser quien soy sin pena ni culpas.

Si hace unos años quise encontrar mi ser espiritual y lo logré; y luego me propuse ser semilla que diera el 100% y ahí voy tratando de cumplirlo; y después decidí que quería renacer en mi dignidad humana, hoy quiero equilibrar y encontrar balances, ese es mi propósito. Decido desaprenderme en el amor, dejar ir los apegos mal sanos y las dependencias emocionales. Quiero re-aprender a ver la vida con los otrxs y mis maneras de relacionarme con ellxs desde el más profundo respeto a su libertad y desde el más grande respeto a mi dignidad. Quiero estar en paz, vivir intensamente y ser feliz.

Hoy hago el recuento y balance del camino andado, de logros, de daños, de aprendizaje. La ecuación aún no se nivela, sin embargo respiro y confío en que hay más tiempo que vida para conseguirlo, no hay por qué desesperarse.