Perceptible

Lamento que a veces te duela tanto el mundo, que los ecos que decodificas se te adhieran a los huesos y a la piel; que sea tanto lo que se te intenta colar entre los poros que decidas cerrar puertas y encerrarte, a solas, buscando en los rincones propios o ajenos, conocidos o no, un espacio suspendido que sirva de resguardo y refugio.

Lamento tu mirada solitaria y profunda de tus días grises y tu boca trémula, tu piel adolorida y el estremecimiento. El sin sentido.

Pero más lamento que no haya puente capaz de llevarme a ti cuando te has ido a esconder ahí.